lunes, 19 de agosto de 2013

Madre no hay más que una, maternidades infinitas....


Dicen que las despedidas siempre son tristes, pero creo que no es cierto. Creo que es que nos han educado a vivirlas con tristeza (como la muerte, ese gran tabú de la cultura occidental...), pero que podemos reeducarnos a experimentarlas de otra manera.

Ayer volvió a su amado Sáhara mi pequeña Leila, una maravillosa criatura de 10 años que durante 2 meses ha compartido su vida con nosotras. Y nosotras con ella. Gracias al programa de "Vacaciones en Paz" de la Asociación Basiri de Coslada, hemos podido disfrutar de ser una más en la familia este verano.+

Han sido 2 meses de montaña rusa: llegada - enamoramiento - adaptación -  dificultades -  celos - compatibilizar energías y necesidades de niñas de 18 meses y 10 años... un proceso en toda regla, para las 3.

Mi concepto de maternidad ha crecido, una vez más, con esta experiencia. No solamente he entendido la infinidad de cambios que se generarán en mi hija Kumba según vaya creciendo, sino que hay muchas otras maneras de ser y sentirse madre, y que lo que a mí me parece inviable, como mandar a mi hija a otro país, sin saber muy bien cómo o con quién estará, para otras madres es la única opción. 

Ante la marcha de Leila, que me generó cierta ansiedad los últimos días, pensaba en su madre biológica, esa mujer valiente que ha dejado a su hija venir conmigo... y busqué y busqué y fue así como encontré esta carta que me llena de emoción. Y como ella dice, ahora siento que mi familia ha crecido, que hemos hecho un vínculo muy difícil de romper, y con esa fuerza y tranquilidad que ella expresa en su carta, he sentido yo la marcha de Leila. Como un proceso normal, parte de la vida ésta loca que tenemos, y que hace que desde hace más de 40 años un pueblo entero esté despojado de sus tierras, sus raíces, su historia... Y aún nos den las gracias a las familias españolas -parte culpable de su situación- por acoger a sus pequeñas/os, nacidos en campamentos, por acogerles en verano...

os animo a todas aquellas personas que alguna vez os habéis planteado la acogida, a que lo hagáis.

Agradezco desde aquí todo el apoyo recibido por mi FAMILIA, sin cuya ayuda este verano no hubiera sido tan maravilloso para Leila, ni para Kumba ni para mí.

Agradezco a diosa esas vacaciones inesperadas que nos han hecho a las 3 las más felices del mundo... creo que se nos ve en la cara.

Y así es como me siento en esta despedida: llena de GRATITUD por todo lo vivido.

Y nada más. No hay dolor, no hay pena, no hay... nada más.

Espero poder sentir con la misma gratitud la separación de mi hija, que sin duda llegará y que siempre nos ha costado tanto alas madres y padres... lo iremos viendo.

Y para la/el que no sepa de qué va el conflicto de Sáhara, creo que aquí lo explica muy bien