lunes, 27 de mayo de 2013

Aprovechando el espejo



Ayer tuve el goce de escuchar a Yolanda González, en el Ciclo de Conferencias de Besos y Brazos. bueno, fue más bien un medio-escuchar, por lo que os voy a contar ahora.

Este post nace de algo muy importante que ha ocurrido hoy durante esa conferencia. Y no es algo que haya dicho Yolanda (que, por cierto, ha dicho decenas de cosas muy valiosas....)


La semana pasada ya estuve con Kumba en otra conferencia, de José Mª Aparicio (también una delicia, todo hay que decirlo...). Estuvimos en el salón de actos, donde,pasillo arriba y abajo, pudimos disfrutar de la conferencia. Sin problemas. algúna bebé lloró un poco más, algún niñ@ dio un grito más alto que otro... pero vamos, nada perturbador.

Pero ayer, fue muy diferente... Nada más entrar, noté el ambiente como "cargado". Encontramos 1 hueco y nos sentamos. Kumba muy inquieta, no paraba de subir y bajar de mis piernas, como si no supiera muy bien qué quería. Varixs bebés lloraban. la conferencia ya había comenzado y se titulaba "Preguntas difíciles en la infancia". Yolanda estaba hablando de la Muerte, de cómo hacemos como si no existiera, como si no fuera uno de los procesos más importantes en inevitables de la Vida misma.

Kumba empezó a llorar, como si le doliera algo. Le ofrecí el pecho, lo cogía pero no, subía  y bajaba, se quejaba... al final empezó a llorar tan desconsoladamente que decidí salir del Salón de Actos, a ver si se le pasaba un poco, porque tampoco conseguía entenderla muy bien.

En la puerta me encontré a un amigo con su pequeño, y al comentar lo raro del llanto de Kumba y de lxs demás bebés, me dijo: "es que es un tema que nos pone nerviosos también a nosotros, no?"...

EVIDENTE.

Tal vez tengo la Muerte menos asumida de lo que creo, pero evidentemente el malestar que mostraba Kumba era el mío. Ese pequeño comentario me trajo a la Gutman de golpe, me trajo a mi psicóloga cuando, durante el embarazo y puerperio, me remarcaba la importancia de estar lo más tranquila posible, y me trajo lo incómoda que me había hecho sentir una gran verdad que dijo Yolanda:

"... pase lo que pase, tú puedes estar muy triste, pero no destrozada. Tú puedes llorar, lamentarte, expresar tus emociones; pero no puedes desatender a tu hijx. Y tienes que ponerle palabras a lo que ocurre, no puedes hacer como que no pasa nada".

El llanto de Kumba era el mío. Por las cosas que no fui capaz de evitar, por haberme desbordado cuando debí contenerme, por no haber sido capaz de dar prioridad a la tranquilidad de mi bebé ante situaciones emocionales negativas que me superaron los primeros meses de su vida...

Aunque cada día creo que me supero como madre, no puedo evitar pensar que los primeros meses son determinantes y que, justo en ese mismo momento, no conseguí estar lo suficientemente tranquila...

Afortunadamente, hoy me encontré este post de Ileana.  

Así que, queridas madres: a aceptarnos, a querernos, y a apoyarnos mutuamente. Espero que esta pequeña tribu que está creciendo cada día, nos ayude a alumbrar la sombra de cada una de nosotras.

Porque como dice esta canción de Rosa Zaragoza, todas necesitamos de un Sol externo, que nos ayude a dar Luz a nuestras Vidas.



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